Como era de esperar la impopular ley de economía sostenible ha sido aprobada con amplio acuerdo parlamentario. No sé qué es lo que el PSOE habrá prometido al PP a cambio de su apoyo, pero el acuerdo prueba, una vez más, que no significa nada que una ley esté muy avalada por el Parlamento (si Rousseau levantara la cabeza). Que la protección de un determinado grupo empresarial y un intercambio de favores entre partidos sean el modus operandi de las legislaciones dista mucho de esa búsqueda del bien común que da legitimidad a nuestras democracias según sus ingenuos impulsores ilustrados. Una lástima.
La ley Sinde es así. La ministra sólo ha actuado siguiendo las presiones de los lobbies de la industria audiovisual, nada más, sin vistas a algún bien social o modelo de sociedad concreto. Los árboles no le han dejado ver el bosque. Antes de legislar sobre Internet, primero hay que entenderla.
Los orígenes de la red datan de aquellos maravillosos 60, cuando la Guerra Fría amenazaba la proposperidad de las potencias Occidentales. El Departamento de Defensa norteamericano financió ARPANET, un sistema de comunicaciones especialmente diseñado para la guerra (o, sencillamente, para suplir el fallo de los nodos de conmutación poco fiables de esa época), pensado para resistir a pesar de fallos. La red ARPA se basaba en estructurar las comunicaciones de un modo no unidireccional. Si tenemos un cable que conecta el punto A con el B, si el cable se daña, el mensaje que parte de A nunca llegará a B. Sin embargo, si tenemos muchas rutas diferentes para llegar de A a B, no pasa nada si alguna de ellas se rompe, porque nuestro mensaje podría seguir otras rutas. He aquí la ideal forma de red. Además, para más fiabilidad, los mensajes no se enviaban de una vez, sino divididos en paquetes. Si tenemos problemas, habrá una mayor probabilidad de que algún fragmento del mensaje llegue al mandarlo fragmentado que si lo mandamos de una vez. Mejor un trozo que nada.
En la actualidad la red mantiene estos principios. Internet es una red de redes, cuyas redes componentes sólo tienen que tener una propiedad común: tener una vía abierta para que las demás puedan entrar y para que ella pueda salir a las demás. La esencia de Internet reside en su extrema comunicabilidad, por constituir el perfecto paradigma del laissez faire de los fisiócratas del XVIII. En este sentido, es el cumplimiento del ideal universalista y cosmopolita de la Ilustración. Los caducos estados-nación surgidos de la Edad Media y cuyo concepto sólo ha causado exclusión y hostilidades son superados por la red, precisamente, porque ésta no tiene fronteras, deja el paso libre para el tránsito de productos e información. Internet se define por ser el ámbito de la libertad por antonomasia, ideal libertario donde los halla.
¿Qué pasa si legislamos la red? El problema no estaría tanto en hacer leyes buenas o malas, justas o injustas, sino en que la misma red está hecha para evitar cortapisas. Si ponemos aduanas, la información buscará nuevas rutas para evitarlas. La esencia de la red reside en su radical ingobernabilidad. Y ante esta revolución de las comunicaciones, mucho mayor que la de Gutenberg, la ministra lanza una ley pactada en diez minutos en los pasillos de la Moncloa. La ministra quiere parar un huracán con un paraguas.
Efectivamente, el propio diseño de internet impide que leyes como la Sinde, o la Hadopi francesa, o la que sea puedan funcionar.
Un magnífico libro que analiza esto, y lo recomiendo encarecidamente es el de Pepe Cervera, donde muestra como un puñado hippies de la California de los años 60 engañaron al Pentágono, y le colocaron un producto que, de haber sabido lo que representaba, seguramante habría tenido otra acogida.
http://www.agapea.com/libros/El-robo-del-milenio-isbn-8441424527-i.htm
Hola Fernando:
Vaya, vas a llenarme la estantería de libros 😉 Tomo nota.
Un saludo.
Pepe Cervera es un buen amigo. Le invité a dar esta charla en Ciudad Real
http://www.baquia.com/posts/pepe-cervera-les-hemos-robado-la-tecnologia-de-internet-a-los-que-pretendian-controlar-la-informacion
Y aquí estamos en Albacete.
Hay que hacerle propaganda.
La red puede tener muchas características distintas a otros medios de comunicación (pues no otra cosa es: la red puede permitirte encontrar un apartamento en la playa, pero no puede traerte la playa a Madrid, p.ej.), pero comparte una característica esencial: LO LIMITADO DE LA CAPACIDAD DEL INDIVIDUO PARA ATENDER Y PROCESAR INFORMACIÓN. En la red están pasando trillones de cosas en cada minuto, pero tú sólo te enteras de una fracción minúscula. E, igual que en los medios de comunicación tradicionales lo importante no es tanto qué se dice, sino quién tiene más poder de hacer que otros oigan lo que él quiere decir, lo mismo pasa en la red. De «democracia absoluta», nada de nada: seguirá habiendo quien tenga más poder para conseguir que se le oiga, y quien tenga menos. Puede que la red cambie algunas de las cabezas de quienes están en la élite de «los más escuchados», pero no cambiará el hecho fundamental de que la inmensa mayoría de la gente somos más escuchadores que escuchados, y seguiremos recibiendo las migajas mientras que otros se llevan los solomillos.
Hola Jesús:
La red no tiene nada de democrática. En la red nadie vota por mayoría cuáles contenidos son los que se pueden ver y cuáles no (menos si uno se fía de filtros como «lo más visto» o «lo que tiene más visitas»). En este sentido la red es más libre que la democracia. En un país democrático uno tiene que acatar lo que dice la mayoría, es decir, uno no hace realmente lo que quiere sino lo que quieren todos. En Internet no existe ese problema. Tú puedes visitar la página que quieras independientemente que sea la de una multinacional, la del gobierno de los USA o la de mi primo Paco, que sólo recibe las visitas de su madre.
La red no es democrática pero sí libre.
Santiago:
no seas tan ingenuo de pensar que la libertad consiste sólo en poder visitar las páginas que quieras; también consiste en tener cierto control sobre qué contenidos tendrá más ganas de ver la gente, cuáles será más probable de que se enteren que hay.
La libertad no sólo es poder visitar las webs que uno quiera, sino también producir lo que uno quiera. Yo no he visto otro sitio donde puedo conseguir que un montón de gente lea lo que escribo y escribir lo que me da la real gana.
Evidentemente, la libertad trae consigo la librecompentecia. Empresas, estados y particulares lucharán por controlar los contenidos. Pero fíjate que la única forma de hacerlo es, a día de hoy, ofrecer algo muy bueno (google, wikipedia, youtube…), aparecer pronto en los motores de búsqueda o publicitarte en otras webs. Las oportunidades de dominio y control de la información no son tan fuertes como en el mundo real. En Internet no hay censura (por algo tiene tanto porno) y no es nada fácil cerrar una web. Ya te digo que su propia estructura en red la hacen por definición incontrolable.
Santiago:
yo no niego que la red sea MÁS democrática que otros medios. Naturalmente que lo es. Simplemente prevengo contra los excesos de entusiasmo.
Por otro lado, la capacidad de inventiva humana no tiene límites, así que no me extrañaría que en las próximas décadas se inventen montones de maneras de establecer controles en la red. Lo que no digo que me alegre.
De acuerdo en esencia con la entrada. Pero, en cuanto a la indocilidad de la red, con ser real, no es absoluta. La Ley sinde es un paragüas, sí, pero un paragüas que dirigido al sitio oportuno puede hacer mucho daño. El maremagno de información que fluye en internet es incontrolable, pero, merced a leyes como las que van aprobando los gobiernos, sí son controlables las puntas de los icebergs. Webs con mucho tráfico y con perjuicio para la industria cultural como seriesyonkis o vagos.es tienen los días contados si la ley Sinde triunfa. En definitiva será una ley antidemocrática en tanto que atacará precisamente a los focos de difusión masiva. Por otra parte contamos con la capacidad de autorreinventarse y casi siempre habrá un margen de ventaja para los «piratas» (es decir, la mayor parte de la población) en esta ridícula carrera de ratones y gatos.
Hola Perpetrador:
Tú mismo lo dices. Existe una carrera entre ratones y gatos donde los ratones van bastante por delante. No obstante, sí que te doy la razón en que aunque esta ley no es muy fuerte, sí que podrían hacerse leyes realmente dañinas. Internet no es indestructible. Esperemos que en los próximos tiempos los políticos tengan una amplitud algo mayor de miras y no sigan legislando en esa dirección.
Muy interesante la reflexión. Me pregunto cuánto tienen las democracias modernas de verdadera voluntad de las mayorías….