El ojo humano es lo bastante sensible como para permitir la la detección consciente de la llegada a la retina de un único cuanto de luz; y que se emita o no un único cuanto desde su fuente en un momento particular es aleatorio según la física moderna. Una forma efectiva de «desatar» nuestro futuro sería colocarnos en el aparato que Sakitt empleó para demostrar esta notable sensibilidad del ojo y hacer con nosotros mismos un contrato del tenor siguiente: «Si durante los próximos tres segundos detecto una emisión de un fotón, dejo todo y me voy a la India en autostop».
Jack Copeland, Inteligencia Artificial
La historia es la siguiente: el mundo a escala macroscópica parece estar gobernado por el mecanicismo laplaciando. El universo se asemeja a una gran máquina en la que todos sus engranajes funcionan según la fuerte necesidad que tanto gustaba a Spinoza. Aquí no hay sitio para actos libres pues las causas del pasado determinan los efectos del futuro: somos autómatas. Sin embargo, llega el Siglo XX y con él una nueva generación de científicos que rompen con esta concepción: en el mundo de la cuántica ocurren fenómenos extraños, se dan hechos sin causa alguna, impredecibles a todas luces, hechos auténticamente aleatorios. Entonces para realizar una acción que rompa con el determinismo laplaciano bastaría con determinar la conducta con un fenómeno aleatorio, con un «aleatorizador cuántico», de tal modo que el diablillo de Laplace nunca pudiera predecir mi decisión. Sería el acto revolucionario por excelencia: romper con el orden del cosmos, con su rígida necesidad causal. Copeland nos da unas instrucciones para ello. Pero la cuestión no se acaba: ¿es un acto aleatorio verdaderamente un acto libre?
PD: he utilizado la máquina de Sakitt y… el próximo post lo tendré que hacer desde la India.
No, lo aleatorio no tiene nada de libre. Pero me sorprende que los ateos hayáis abandonado a Dios (o al demonio de Laplace) para confiaros a la diosa Fortuna, de cuya existencia tiendo a dudar bastante más. He aquí el porqué. Si algo carece de causa, no es generado por composición de elementos, sino de una sola vez y de forma inexplicable, lo que los cristianos llamamos creación, aunque imputándola a una causa primera trascendente. Algo así formado tampoco podría ser destruido por medio de la descomposición de sus partes integrantes, por lo que sería lo más parecido a un espíritu o substancia simple. ¿Hallamos ejemplo de semejante fenómeno en la naturaleza?
«La historia es la siguiente: el mundo a escala macroscópica parece estar gobernado por el mecanicismo laplaciando. El universo se asemeja a una gran máquina en la que todos sus engranajes funcionan según la fuerte necesidad que tanto gustaba a Spinoza. Aquí no hay sitio para actos libres pues las causas del pasado determinan los efectos del futuro: somos autómatas.»
No solo desde la mecánica cuántica se rompe con esa «historia». Tú mismo lo has dicho. Algunos aspectos del universo «parecen» o «se asemejan» con el funcionamiento de una máquina. Fue una metáfora útil durante un tiempo. Pero hoy, no solo desde la microfísica se discute su capacidad explicativa. También en el mundo macrofísico, la imposibilidad de predecir la formación de nuevas estructuras se debe a que no estaban dadas en las condiciones iniciales. El universo no es el desarrollo de un algoritmo. Produce novedad a partir de sus estados previos pero el conocimiento de los mismos no permite predecir el tipo de emergencia que producirán. Es algo que solo se puede saber a toro pasado. Por eso Prigogine hablaba de pasar de una ciencia como geometría a una historia como narración. El cambio de cosmovisión supone entender las regularidades que observamos como la consecuencia de una larga cadena de contingencias, la formación de los hábitos de la naturaleza.
En mi opinión es un error relacionar la cuestión de la libertad con la cuestión del determinismo o el indeterminismo (o aleatoriedad), igual que es un error relacionarla con la cuestión de si los actos libres son «primeras causas» o no.
La cuestión verdaderamente relevante es cuándo MERECE LA PENA utilizar el «juego de lenguaje» según el cual distinguimos actos libres de actos o hechos no libres. Y a poco que pensemos en ello, lo que vemos es que los actos a los que MERECE LA PENA llamar «libres» son aquellos en cuyo proceso causal intervienen procesos de deliberación y de decisión. La pregunta es, ¿qué GANAMOS llamando «libres» a esos actos? Simplemente el permitir verlos como movimientos de un juego en el que ATRIBUIMOS RESPONSABILIDAD. Es decir, los actos libres son aquellos a los que resulta CONVENIENTE aplicar categorías morales.
La cuestión no es, por tanto, si los actos libres están causados por las leyes físicas o no (¿cómo no van a estarlo?), sino qué factores EVOLUTIVOS hicieron que fuese adaptativo para ciertos bichos el desarrollar el mecanismo mental que nos hace atribuir carga moral a ciertos hechos.
seguimiento
Hace tiempo leí en Investigación y ciencia una interesante reflexión: Que el mundo esté determinado por las condiciones iniciales no implica que no seamos libres. Puede existir el libre albedrío, y a la vez, el mundo puede estar determinado. Cuando lo leí no lo entendí realmente, necesité releerlo varias veces para darme cuenta de que en realidad tenía razón (si alguien le interesa, puedo buscar la revista e indicar qué número era y quién escribía el artículo).
Este es uno de mis temas preferidos de reflexión. El problema es que no hemos entendido qué es realmente el libre albedrío, si lo intentamos definir bien, encontraremos automáticamente el problema: Qué es el libre albedrío? Libertad para escoger entre diferentes opciones. Bien, realmente se nos plantean multitud de opciones constantemente, pero nuestros condicionantes (ambientales, genéticos) nos inclinan hacia una opción. Significa esto que no existe libertad y que estamos determinados por nuestros condicionantes? Vamos a suponer que existe realmente el libre albedrío y escogemos A en vez de B. Por qué hemos hecho esta elección? Si existe una razón que explique nuestra elección, entonces esto se contradice con la hipótesis de partida: estábamos determinados. Si no existe ninguna razón para explicar la elección A en vez de B, entonces fui totalmente libre (y también totalmente imbécil). Ambos resultados me dejan incómodo.
Lo que ocurre es que, al escoger A en vez de B, hice uso de mi razón, o experiencia o de ambas, y eso me determinó. Puede que mi elección ya se pudiera deducir un milisegundo después del Big Bang, pero eso no significa que yo sea menos libre.
Si no existe la libre elección determinada por la memoria, ¿para qué imaginarla? En imaginar (pensar) entre varias opciones ya conlleva el sentido de libertad. La selección de animales con simulador de predicción de efectos futuros debe tener alguna ventaja evolutiva. Es decir, en simular mentalmente algunas situaciones futuras, mejora la posibilidad de supervivencia del individuo.
Renaissance:
hay que distinguir la ELECCIÓN de la LIBRE elección (en el sentido metafísico de «libre albedrío»). Quienes niegan el libre albedrío no niegan que los humanos (y las ovejas) hagan ELECCIONES (es decir, un cierto tipo de actividad cognitiva que consiste en tomar una decisión); lo que niegan es que el proceso que consiste en tomar una decisión sea un proceso que viole las leyes físicas.
José Manuel: exacto; la pregunta relevante es «¿por qué la evolución nos ha dotado con el SENTIDO de la libertad?» (es decir, ¿por qué nos ha hecho de tal manera que nos da la SENSACIÓN de tener varias posibilidades?). El único fenómeno que requiere explicación es esa SENSACIÓN; pensar que REALMENTE hay varias posibilidades y que «algo» que no es un proceso físico normal y corriente «elige» entre ellas, es totalmente gratuito.
Renaissance:
¿Podrías darme el número de la revista? Muchas gracias.
Al resto:
Creo que pensaré un tiempo sobre esto y volveré. 🙂
«¿por qué nos ha hecho de tal manera que nos da la SENSACIÓN de tener varias posibilidades?). El único fenómeno que requiere explicación es esa SENSACIÓN; pensar que REALMENTE hay varias posibilidades y que “algo” que no es un proceso físico normal y corriente “elige” entre ellas, es totalmente gratuito.»
Estoy de acuerdo en que la toma de decisiones humanas por lo general solo viola las regularidades que observamos dentro de nuestra propia especie (que también es un ser natural y sin embargo no deja de hacer cosas muy irregulares). ¿Y quién dice que tener varias posibilidades es una mera sensación?. El hombre no solo tiene distintas posibilidades a la hora de tomar decisiones. Crea nuevas posibilidades y lo hace a un ritmo desconocido para cualquier forma natural previa. Y no hace falta acudir a instancias sobrenaturales. Pero quizá habría que repensar qué tipo de «proceso físico normal y corriente» es un universo que produce seres vivos capaces de hacerse estas preguntas.
Alejandro:
La revista es Investigación y ciencia del mes de octubre del 2009 (pág. 90)
Nombre del artículo: Viajes a través del tiempo: ¿qué nos enseña la ciencia ficción acerca del determinismo y el libre albedrío?
El autor es Agustín Rayo
Vuelvo:
Irichc:
«Algo así formado tampoco podría ser destruido por medio de la descomposición de sus partes integrantes, por lo que sería lo más parecido a un espíritu o substancia simple. ¿Hallamos ejemplo de semejante fenómeno en la naturaleza?»
No es exactamente así lo que se observa. En un acelerador de partículas vemos que, de repente, como «ex nihilo» aparece una partícula, pero esa partícula sí que puede ser descompuesta en otras. Es decir, no hay conexión entre creación y substancia simple.
Reanissance:
Al intento de conciliar libertad humana y determinismo físico se la llama tradicionalmente «compatibilismo». Yo no lo comparto. Kant decía que el compatibilismo era un «suberfugio despreciable», por lo que tuvo que inventarse la libertad trascendental, algo que está en otro mundo diferente al físico.
Jesús:
Estoy de acuerdo en que es un error relacionar determinismo/indeterminismo con libertad. Y también con pensar en libertad como en causa primera o causa incausada. Lo que no estoy de acuerdo es con esta manía tuya de positivista acérrimo de quitar y poner filosofías como quien cambia cromos. No creo que la cosa vaya de «ahora me conviene hablar de esta manera» y luego «cambio de juego de lenguaje».
Las filosofías que utilicemos deben ser las que más acordes estén con los datos (y con muchas otras cosas: ¿te acuerdas de lo que llamábamos valores cognoscitivos?), por lo que, incluso en el campo de la moral, no es una cuestión de merecer o no la pena hablar de alguna manera. Habrá formas mejores que otras de hablar. Y creo que incluso el mismo Wittgenstein estaría de acuerdo conmigo. Que existan juegos de lenguaje no implica que se pueda jugar con ellos con tanta ligereza.
Si aceptamos el determinismo en el sentido en que no existe «libertad trascendental» (entendiendo por ella ese acto mágico, libre de todo determinismo biológico o físico), no hay libertad, por lo que este término debería salir de nuestro discurso ético. Y creo que no habría tantos problemas: porque un asesino mate determinísticamente, eso no implica que no podamos encarcelarlo. Sería interesante fundamentar un sistema ético y jurídico sin el concepto de libertad.
Una cuestión importante sería verificar si a mayor grado de redes neuronales funcionantes la sensación de libertad es cada vez mayor, como el pensamiento científico de la última década parece predecir. ¿Hay una relación entre inteligencia y grado subjetivo de libre voluntad?
Santiago:
No creo que la cosa vaya de “ahora me conviene hablar de esta manera” y luego “cambio de juego de lenguaje”.
Que la cosa va AL MENOS de eso, creo que no es muy discutible. Que la cosa vaya SÓLO de eso, se podrá discutir tal vez algo más.
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Las filosofías que utilicemos deben ser las que más acordes estén con los datos
Si podemos usar los datos para decidir qué filosofías son más aceptables, entonces no son filosofía, es ciencia.
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con muchas otras cosas: ¿te acuerdas de lo que llamábamos valores cognoscitivos?
Sí. Pero de entre los valores cognoscitivos hay uno que se lleva el 90 % de la ponderación: el acuerdo con los datos. Otro 9 % se lo lleva la «ergonomía mental» (lo fácil que nos resulta usar ciertas teorías en comparación con otras; algunos llaman a esto «capacidad explicativa», pero es mucho decir). El otro 1 % lo pone cada cual a su gusto (bueno, también pone a su gusto la distribución de los otros valores, pero creo que lo que digo representa el promedio).
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, incluso en el campo de la moral, no es una cuestión de merecer o no la pena hablar de alguna manera. Habrá formas mejores que otras de hablar.
No creo que haya ninguna diferencia entre decir que algo «merece más la pena» o decir que es «mejor». Algo es «mejor» siempre con respecto a los valores de quien lo dice.
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Si aceptamos el determinismo en el sentido en que no existe “libertad trascendental” … no hay libertad, por lo que este término debería salir de nuestro discurso ético
No. Lo que hay que hacer es dejar de pensar que, cuando decimos «libertad», queremos decir «libertad trascendental». Eso sólo lo hacemos cuando discutimos de metafísica. En el uso corriente de «libertad» no tiene ninguna importancia la «libertad trascendental» (p.ej., cuando decimos que alguien ha sido condenado a «diez años de privación de libertad»).
Básicamente, en el sentido corriente, decimos que uno es libre cuando puede (o le dejan) hacer lo que quiere. En el sentido metafísico, en cambio, más bien parece que decimos que unos libre cuando «puede querer lo que quiere» (pero nadie puede hacer eso).
José Manuel:
lo que me parece obvio es que la mayor capacidad cognitiva te permite DARTE CUENTA DE MUCHAS MÁS OPCIONES, y de muchas más relaciones entre ellas, o entre ellas y los demás hechos. Así que, en efecto, cuanto más inteligente es un bicho, seguramente tendrá una mayor sensación de libertad (y mayor libertad en el sentido NO FILOSÓFICO de la palabra).
Santiago,
Piensa que, aunque la mecánica cuántica influya en el cerebro, en realidad eso no nos hace libres. Nos hace más aleatorios, pero no libres. En un mundo cuántico tu comportamiento está determinado por la aleatoriedad de las partículas subatómicas, mientras que en un mundo clásico tu comportamiento está determinado por las cadenas causales.
En ninguno de los dos eres «libre», sólo que en uno eres predecible, mientras que en el otro no. Para mí la libertad de alguien no tiene nada que ver con la predecibilidad de su comportamiento.
Renaissance:
Así mismo pienso yo. Suponiendo que lanzar una moneda al aire es un proceso aleatorio, la moneda no elige libremente sacar cara o sacar cruz. En un proceso aleatorio hay la misma libertad que en uno determinado: ninguna.
«decimos que uno es libre cuando “puede querer lo que quiere” (pero nadie puede hacer eso).»
¿Seguro?. El hombre es el único animal (que se sepa) capaz de hacerse consciente de sus querencias y apetencias y proponerse cambiarlas o, como mínimo, dejar de comportarse a su antojo (por el motivo que sea). Toda persona ocupada en disciplinar su voluntad se encuentra ante diversas líneas de conducta posible y cada una ofrece sus atractivos. Y la persona no solo elige entre ellas. A menudo tira campo a través, abriendo camino a nuevas posibilidades. Aunque es imposible de cuantificar, ¿se os ha ocurrido que desde que los simios aprendieron a hablar y aún suponiendo que no haya más vida que en este planeta, la variedad de posibilidades (poco importa que solo operen a nivel local) que han sumado al universo supera a todas las formas naturales previas?. La cultura y la tecnología suponen la mayor aceleración evolutiva de la historia natural.
Masgüel:
ciertamente, uno puede plantearse una serie de actividades que le lleven al cambio de sus patrones volitivos, por decirlo pedantemente. Pero, EN EL MOMENTO EN EL UNO ESTÁ EXPERIMENTANDO EL DESEO de hacer tal cosa, es bastante difícil dejar de EXPERIMENTARLO voluntariamente (en comparación con lo fácil o difícil que es ACTUAR en contra de ese deseo). A eso me refería.
nunca entendí la razón por la cual se hacen distinciones entre el mundo clásico y el mundo cuántico. El principio de incertidumbre de Heisenberg no desmonta para nada los argumentos de Spinoza y el determinismo. Que el ser humano al intentar medir ciertos sucesos perturba lo observado y por tanto no puede precisar la medición, no tiene nada que ver con la aleatoriedad o la existencia del azar. Yo no entiendo aún de que modo se puede realizar un acto libre, porque esto sí violaria las leyes de la física He entrado en este blog con la ilusión de que por fin alguien me hiciera abandonar la idea de Spinoza, pero no entiendo aún como se puede realizar un acto libre, y que tiene que ver la máquina de Sakitt, ¿no seria lo mismo que si hago un contrato según el cual si pasa un coche rojo por la calle antes de un minuto me voy a la India? Contrato que mis neuronas me indican que no haré. Aún creo que el libre albedrio es una ilusión cerebral, y soy determinista; el compatibilismo ni lo entiendo.