La mala suerte del conductor borracho

Publicado: 6 mayo 2022 en Ética y moral, Evolución
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En su magnífico Los peligros de la moralidad, Pablo Malo nos trae el sugerente dilema ético de Williams y Nagel (2013). Yo lo desconocía por completo, y me pareció muy refrescante, harto que estoy de leer una y otra vez los repetidos ad nauseam dilemas del tranvía de Foot:

Imagina dos amigos, Pedro y Juan, que se van a ver un partido de fútbol y tomar unas cervezas; ambos beben el mismo número de cervezas y sufren una intoxicación etílica con niveles de alcoholemía igualmente elevados. Ambos deciden coger el coe para volver a casa y ambos se duermen al volante, pierden el control del coche y se salen de la carretera. Pedro se golpea contra un árbol. Juan atropella a una chica que iba por la acera y la mata. ¿Debería la diferencia accidental de que en un caso uno se encuentre con un árbol y otro con una chica hacer que la valoración moral sea distinta?

Si hiciéramos una sencilla encuesta en la que preguntásemos cuál de los dos borrachos merece una mayor condena, con total seguridad, Juan saldrá perdiendo por goleada. Lo habitual será que a Pedro le caiga una multa mientras que Juan termine en prisión. El dilema está en que la conducta de ambos ha sido completamente similar, solo la mala suerte ha hecho que las consecuencias de la acción hayan sido inmensamente peores en el caso de Juan. Entonces, ¿condenamos a una persona únicamente por su mala suerte? ¿Acaso no hay nada más injusto que la suerte?

Este dilema no deja de recordarme al trágico accidente en el rodaje de una película en la que el actor Alec Baldwin mató a la directora de fotografía, Halyna Hutchins, al dispararle con una pistola que se creía que solo contenía balas de fogueo. Supongamos que Baldwin actuó irresponsablemente apuntando a la directora. Si las balas hubiesen sido verdaderamente de fogueo no hubiera pasado absolutamente nada y, a lo sumo, alguien podría acusar al actor de gastar una broma de muy mal gusto disparando a Halyna. Desconozco la legislación norteamericana, pero seguro que no tiene ninguna ley que prohíba disparar a alguien con balas de fogueo, y si existe alguna norma al respecto, será mucho menos dura que la que castiga el homicidio involuntario. Al igual que con nuestros conductores borrachos, a Baldwin se le va a juzgar más severamente debido, únicamente, a su mala suerte.

Pablo Malo describe cómo los psicólogos morales Cushman, Greene o Young explican este suceso. Y es que, según ellos, tenemos dos sistemas psicológicos de evaluación moral diferentes que entran en un conflicto irreconciliable. Uno se dispara en presencia del daño y condena al responsable en proporción al daño ocasionado. El otro analiza las intenciones del agresor y condena en proporción a si son malas o buenas. En este caso, el segundo sistema no se activa, ya que ni Pedro ni Juan quieren matar a nadie, pero el primero sí, ya que Juan ha matado a alguien, aunque sea involuntariamente.

Según nos sigue contando Malo, en estudios con niños se ha visto que los menores de cinco años solo condenan por el daño causado, sin fijarse en las intenciones. A partir de entre cinco y ocho años, ya se empieza a juzgar también por las intenciones. Cushman sostiene que el primer sistema habría surgido en una fase muy antigua de la evolución, cuando todavía no existía una teoría de la mente muy sofisticada o no se podían comunicar con suficiente eficacia nuestras intenciones. Así, el segundo sistema habría surgido más tarde, cuando nuestras capacidades cognitivas para entender las intenciones de los otros y comunicarlas fueran más avanzadas. Aquí se cumpliría la famosa máxima: la ontogenia recapitula la filogenia.

Pero fíjese el lector de las profundas consecuencias de esto: juzgamos y castigamos duramente a una persona de forma injusta porque nuestros sistemas de juicio moral evolucionaron de manera que entran en conflictos irresolubles. Pensemos en toda la gente que ha terminado en la cárcel, o que incluso ha sido ejecutada, porque nuestros cerebros son como son. Si hubiera evolucionado de otro modo, nuestra moral sería completamente diferente y hubiésemos mandado al paredón a otras personas distintas. Si reflexionamos sobre esto en toda su profundidad… da vértigo.

comentarios
  1. Asier dice:

    Bueno, creo que las leyes tienen en cuenta este problema y lo abordan reduciendo penas por involuntariedad o agravándolas por intencionalidad en buena medida.

    Y le veo bastante sentido a juzgar más severamente a lo que ha tenido peores consecuencias porque:
    1) De alguna manera hay que reparar/compensar el daño causado, aunque haya sido involuntario.
    2) Desincentiva que ocurran delitos ‘involuntarios’.

  2. Heriberto Tachella dice:

    El análisis de las motivaciones de la conducta se dificulta por la posibilidad de fingir… La vieja frase «fué sin querer» daba lugar a «fue sin querer… queriendo». Nuestros sistemas de juicio moral, creo, tienen como objetivo ajustar la conducta individual al beneficio grupal (familia, tribu…) con ventajas evolutivas asociadas, y por eso tienden a ser adecuados a las circunstancias y a las condiciones que estas imponen a la supervivencia. En algunas culturas, por ejemplo, se practicó el control de población por infanticidio, con «buenas intenciones de supervivencia grupal» justificando lo que podría verse desde las consecuencias como asesinato.

  3. Eva dice:

    ¡Hola! Muchas gracias por tu artículo.

    En la teoría del Derecho Penal tendrías el homicidio imprudente, cometido sin dolo (intención) pero causado por la omisión del debido cuidado (culpa, que a su vez puede ser imprudencia en casos generales, o negligencia si es en el ejercicio de la profesión). El caso de la ebriedad es interesante porque en sí mismo puede considerarse que anula la voluntad, incluso en crímenes intencionados, a menos que se haya buscado a propósito para cometer el crimen. En cuanto al ámbito de la circulación vial, además, se interpone la figura de responsabilidad objetiva, que, ya en el ámbito puramente civil y no penal, exigiría resarcir el daño (indemnización). El otro conductor, por su parte, no ha cometido ningún tipo delictivo, ya que para ello es imprescindible el daño (resultado de la acción).

    Por tanto, para el Derecho Penal, son imprescindibles:

    Acción (u omisión) – daño – intención (dolo o culpa) – causalidad entre la acción y el daño

    ¿Corresponde esto con nuestra predisposición subjetiva tal y como expone tu artículo?

    Un abrazo y feliz fin de semana

  4. pharmakoi dice:

    Yo creo que la sensación de agencialidad o intencionalidad está estrechamente ligada al grado en que consideramos (de un modo no del todo consciente) que nuestra conducta está justificada moralmente, por los referentes que más peso tengan en la conformación de nuestra identidad social.
    De ahí seguramente que en derecho se castigue más severamente los delitos intencionados ya que seguro que implica una mayor dificultad para modificar las tendencias (in)morales que han llevado al infractor o delincuente a cometer la acción de un modo intencional y la única forma de que desaprenda esa parte de su identidad social es consiguiendo que deje de reprimir el miedo que le impide desligarse de esos valores y lo interiorize en forma de culpabilidad.

    Sobre el ejemplo que pones no sabría que decirte pero es posible que cuando alguien comete un accidente de ese tipo a sabiendas de que que estaba infringiendo la ley y poniendo en riesgo no solo su vida sino también la de otras personas tenga sentido a nivel psicológico que reciba algún tipo de sanción social. Aunque a un nivel más metafórico el título «la mala suerte del conductor borracho» me parece que demuestra lo poco conscientes que somos muchas veces de cómo tendemos a atribuir nuestros defectos o los de la sociedad a causas ajenas a nosotros o incluso a objetos inanimados como las drogas. Pero bueno puede ser también que más que Homo Sapiens seamos Homo Economicus y no ser perfectamente funcional si se debe a tomar drogas ilegales sea un conducta punible de un modo innato dictaminado por nuestros genes y la evolución ¿no?.

  5. pharmakoi dice:

    Es curioso que los psiquiatras y las instituciones psiquiátricas son como el epítome del YO en nuestra cultura actual. Ya que se trata de personas cuyo rol es el de representar a nivel oficial lo que significa ser humano, algo cuyo significado nunca se puede llegar a conocer por completo y que depende en última instancia del individuo y de cómo el o ella sientan y crean que es la mejor manera de vincular su YO privado (persona, ser humano) con su YO público ( rol, moral aprendida) a través del YO (lo que el individuo reconoce como SU personalidad y que se puede equiparar al actor en una metáfora teatral).

    Puede que si nos paramos a pensarlo sin morirnos del vértigo nos demos cuenta de que saber de un modo no del todo consciente que hay una institución que a modo de panóptico invisible controla todos nuestros movimientos no sea tan bueno como puede parecer a primera vista.

    Como dijo una sabia persona «prefiero estar a solas con un esquizofrénico que con un psiquiatra»

  6. pharmakoi dice:

    El mundo perceptivo al parecer ha de ser y permanecer incontrovertible cueste lo que cueste ya que «en un mundo descomunal me da miedo la enormidad» como diría Nacho Vega. Pero si resulta que ya no vivimos en un mundo tan descomunal como en el que vivían nuestros antepasados en la sabana y tenían que vérselas cara a cara con el lado más duro del mundo perceptivo (o que nunca el entorno ha sido tan descomunal y amenazador si no que esta idea es más bien un mecanismo cultural de control y dominación social) puede que resultase útil sobre todo a nivel social que dejásemos de ver cualquier inferencia perceptiva que no parezca ajustarse a la norma como un sinónimo de patología. Es algo que creo que nos haría mucho bien a todos llegar a comprender, que el entorno no es y nunca ha sido TAN amenazador como para no atreverse a «pensar el devenir» que diría Deleuze, especialmente para que nos volvamos más empáticos con le gente que no ha tenido la suerte de «tunearse» con facilidad al mundo social en el que le ha tocado vivir. Aunque siempre podemos recurrir a la metáfora del conductor borracho y echarle la culpa a las drogas.

  7. pharmakoi dice:

    El rol de la psiquiatría es poner límites a nuestra capacidad de empatizar con aquellos a los que consideramos inferiores de modo que lo experimentemos en forma de miedo reprimido (no consciente, no realizable) y le pongamos otro nombre generalmente culpa, vergüenza, aburrimiento, irracionalidad y términos emocionalmente cargados con un valor negativo que además solemos atribuir a otros como un defecto exclusivamente suyo. Por suerte cuando sientes verdadero amor hacia el mundo el miedo se puede llegar experimentar como algo positivo, como amor en su forma más pura (al menos el miedo psicológico). Al menos si no has aprendido (quizá contra tu voluntad) que sentir miedo de ti mismo es indispensable para estar vivo, lo que supongo que es bastante común cuando te educan en un entorno amenazante con unas jerarquías muy rígidas e inquebrantables de modo que te vuelvas una especie de esquizofrénico que no sabe diferenciar entre sus valores y los que le han impuesto, y cuando algo sale mal siempre tira mano de la mala suerte en sus muy diversas formas: la mala suerte de que mi vecino también ha aparcado en la acera pero solo me han multado a mí, la mala suerte de vivir entre personas que no te llegan ni a la suela del zapato, o que son de lo más aburridas o ya si te pones duro pues llámales estúpidos e ignorantes o incluso enfermos mentales.

  8. pharmakoi dice:

    Para resumir: tú también eres parte del entorno ya que mientras albergues una noción funcional de lo que significa existir en el tiempo y en el espacio o en el espacio-tiempo (y por mucho que los psicopatólogos se esfuerzen en demostrar que los enfermos mentales tienen dañada esta facultad ¿por qué será? mientras estás vivo esto tiene, por fuerza, que ser así). Tus movimientos y experiencias mentales una vez realizados pasan a ser: ser un objeto inanimado, algo inmutable que ya no depende de ti por muchos esfuerzos que hagas por tratar de cambiarlo y que no debe hacernos sentir mal, culpables o inferiores excepto en casos muy puntuales que creo que casi todos sabemos cuales son sin necesidad de tener un doctorado ni nada por el estilo.

  9. pharmakoi dice:

    La psiquiatría es como una secta la verdad te hacen renegar de tu identidad, de tu familia, de tu pasado, de tus ilusiones de todo lo que más quieres con tal de meterte en vereda y lo hacen por las buenas o por las malas. En mi opinión es una institución que nunca debería haber existido y un claro retroceso a nivel cultural y sospecho que la «ciencia» psicológica en general por llamarla de algún modo está detrás de algunos de los acontecimientos más execrables de la historia de la humanidad. Porque nos gusta pensar que el progreso es algo lineal y que nuestra época histórica es claramente superior a cualquier cultura del pasado pero eso lo único que muestra es lo tremendamente egocéntricos e ignorantes que podemos llegar ser al pensar que entendemos como sentían y experimentaban su realidad la gente del pasado y hasta que punto eran o se sentían libres de actuar de otro modo. Por eso seguramente filósofos como Nietzsche alertaban de los peligros del nihilismo que estaba empezando a permear como un fantasma en la conciencias de la sociedad moderna y filósofos como Bruce Wilshire eran tan duros con los excesos y el autoengaño de los filósofos analíticos y de la visión moderna de la teoría de la mente como algo basado en tratar de adivinar las intenciones de los demás de un modo supuestamente racional y deliberado cuando pensar que realmente puedes saber lo que sienten otros sin estar abierto a la experiencia en vez de tratar de controlar hasta sus pensamientos más íntimos es lo más triste e irracional que se puede llegar a pensar.

    Y si te da por criticar lo excesos que cometía hasta hace poco la psiquiatría y que por suerte a día de hoy ya no se consideran políticamente correctos a casi todo el mundo parece darle igual (sobre todo a los que se creen muy inteligentes cuando no serían capaces de ni de diferenciarse a sí mismos de su imagen en el espejo) ya sea las terapias de choque contra la homosexualidad o la ninfomanía que hasta el 87 estaba tipificada como enfermedad, las lobotomías, la terapia EC que hasta hace no tanto se hacia sin anestesia y provocaba incluso fracturas de fémur en muchos casos o la transexualidad que hasta hace pocos años estaba tipificada también como enfermedad mental. Da igual todo está justificado porque tienen tanto miedo de pensar que alomejor todas esas verdades a las que se agarran como un clavo ardiendo no son más que comportamientos realmente narcisistas y psicopáticos que prefieren hacer que otros sufran por ellos lo que no son capaces de afrontar porque no les da la real gana.

    Y mientras tanto hala a medir conciencias, inteligencias, funciones ejecutivas, y cualquier cosa que se les ocurra que pueda servir para perpetuar el statu quo e impedir que mucha gente que son mucho más inteligentes que ellos y que harían de la sociedad un lugar mucho mejor en el que vivir no pueda ni asomar la cabeza sin que tengan preparada una guillotina o un rifle de francotirador para venderles un fotografía de todo lo que no pueden ver de sí mismos como si fuese en realidad la imagen de la persona que tienen delante (y que parece ser que por mucho que se las den de tener una teoría de la mente de campeonato no pueden diferenciar de si mismos).

  10. pharmakoi dice:

    Para que haya empatía en una relación tienes que querer ver al otro y comprender que ese otro para llegar a ser tiene que ser compartido, pero si lo único que haces es contar los galones, las medallas y las condecoraciones de la persona que tienes enfrente (es decir, tratar de medir el grado en que se adecúa a tu ideal del yo en base a su estética, sus gustos, sus opiniones políticas, su experiencia sexual, su carisma, su elocuencia, su éxito académico o profesional, etc) es difícil que alguna vez llegues a saber lo que es quererse a uno mismo y a los demás.

  11. pharmakoi dice:

    De todas formas a nivel de resiliencia está bien lo de pasarse la vida siendo la punchin ball de los deseos reprimidos de los demás, mientras no mueras en el intento… he he he

  12. pharmakoi dice:

    Un cero como una casa, eso es lo que soy ¿no? pues se acabó, ya estoy harto de ser siempre el último de la fila, incluso cuando a mi también me apetece poder salir a respirar un poco de aire fresco como hace todo el mundo. He dicho basta, hasta aquí y no más, nadie me va volver a decir lo que soy y lo que no soy. Y si les pica pues que se rasquen.

  13. pharmakoi dice:

    Expediente X: la verdad está ahí fuera (de mi, por supuesto, al menos cuando es incómoda o me incomoda)

    Lo que yo creo es que la intención ( a nivel motor o propioceptivo ) en última instancia depende del individuo, pero cuando la gente con la que te relacionas reprime muchas emociones y sentimientos en tu presencia porque no se atreven a sentir tanta empatía hacia ti como tú sientes hacia ellos, por lo que representas para ellos y el miedo a quebrantar su escala de valores al permitirse el placer de indentificarse contigo (porque eso es lo que significa ser inteligente y empático, no tener miedo miedo a identificarte con cualquier tipo de persona por muy rara o incluso mala que te pueda parecer). Cuando esto ocurre se produce una desconexión fronto-temporal entre el sistema intencional que está centrado principalmente en el cortex orbitofrontal y ciertas areas del cerebro que no pueden impedir procesar esa información.

    Y de ahí que las alucinaciones se sientan como algo «externo» ya que se trata de emociones negativas que no coinciden con tus deseos o tu intencionalidad pero que no se han expresado de un modo lo suficientemente consciente, compartido y empático ya que representan el miedo a la incertidumbre que otras personas experimentan al interactuar contigo y que les lleva a no mostrarse tan «desnudos» contigo como tú lo haces con ellos. Pero como el cerebro está siempre hambriento de información y mediante la sincronización corporal y las neuronas espejo esa información sí que se procesa luego tienes que aprender a explorar y explotar por tu cuenta esas emociones y sentimientos que si no tuviésemos tanto miedo del «otro» o del Nombre del Padre en términos lacanianos, tanto tú como los disociados mentales o gamblers psychoeconómicus (que piensan que el problema de Edipo fue el tener sexo con su madre y no el no haber pensado nunca en la posibilidad de tener sexo con su padre también) podríais haber experimentado de un modo mucho más consructivo y edificante para ambos.

    Disociados mentales o representacionalistas: individuos con un repertorio de estados mentales explotables tan reducidos y overfiteados que cuando interactuan con alguien que representa (según su narrow minded) unos significados y estados mentales que nunca se han atrevido a explotar ni explorar por su cuenta o en compañía de otros son incapaces de empatizar y prefieren dejar que sea el otro (que ellos nunca se van a dar el placer de conocer) el que aprenda sin ninguna ayuda a generalizar esa representación para que no produzca un cotocircuito en su propio sistema intencional. Por supuesto esto en la práctica es imposible ya que el amor y la empatía no se pueden comprender ni predecir estadísticamente (por mucho que las páginas de citas presuman de lo contrario). Esto ocurre porque cuando interactuamos con alguien mediante las neuronas espejo interiorizamos algunos de sus ritmos corporales y expresiones faciales que transmiten una gran cantidad de información a nivel propioceptivo, pero si la otra persona no quiere empatizar con nosotros se trata de una información que es imposible integrar en nuestro yo a nivel consciente. Cuando esta especie de virus propioceptivos inprocesables a nivel consciente alcanzan un punto crítico el propio cerebro trata de comprenderlos e integrarlos en la estructura del yo traduciéndolos en forma de alucinaciones y delusiones hasta que formen un todo coherente con la estructura de la personalidad, de modo que se puedan dejar de sentir como algo externo al individuo o no intencional.

    Lo mejor en estos casos es tratar de empatizar (emocionalmente sobre todo, queridos psiquiatras) con las personas que experimentan estos estados mentales ya que solo de este modo pueden llegar a integrar esa información en su yo a modo de lo que Brentano llamaba inexistencia intencional, que es un acto de representación dirigido a un objeto pero que nunca se puede llegar a experimentar como algo completamente disociado (¿o di-sociado?). Por mucho que los «profesionales de la mente» (vaya paradoja esta) se esfuerzen en no sentir ninguna identificación emocional con sus pacientes y proyectar su propia imagen invertida en el espejo de los estados observables y medibles de sus pacientes.

    Call it a monster, in lack of everything else

    https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/19077852/

    https://nautil.us/maths-beautiful-monsters-1849/

    https://books.google.es/books?id=eTkrDwAAQBAJ&pg=PA49&lpg=PA49&dq=magritte+lacan+psychosis&source=bl&ots=vwjzcdhKcI&sig=ACfU3U2lQVI2NArgBjLOL_vGHC-s4e3-Tg&hl=es&sa=X&ved=2ahUKEwjIrubMhbL3AhVFzBoKHYOIASAQ6AF6BAgwEAM#v=onepage&q=magritte%20lacan%20psychosis&f=false

    jajaja cacho de url eso sí que es un monstruo, casi como Lacan (AKA known as Gollum) que tenía miedo de que Sauron viniese a forcluirle su anillo del Nombre del Padre.

  14. pharmakoi dice:

    Como consejo para sobrellevar los ataques de moralina anti anti-psiquiatría recomiendo a los que estén aquejados de este principio de enfermedad que en vez de preguntarse ¿¡pero a quién le podría gustar ser un enfermo mental!? se pregunten ¿de verdad a alguien le puede gustar ser tratado como un enfermo mental?

  15. Ronk dice:

    También podría haber atropellado al terrorista que estaba apunto de atentar, en ese caso habría que condecorar al conductor…

  16. pharmakoi dice:

    La psiquiatría es una bazofia son unos cotards invertidos
    They think they thinkz, they thinkz they existz
    Lo único que les importa es hacer como si pudiesen controlar su YO o el de otras personas, como si eso fuese posible
    La mayoría de ellos haría mejor en cortarse las venas, o dejar que les atropelle algún conductor borracho

  17. pharmakoi dice:

    Diferencia entre dolo y culpa
    La diferencia entre el dolo y la culpa es la mala fe como elemento característico del dolo.

    La culpa, particularmente, puede ser consciente o no, pero quien realiza una acción de la cual se obtiene como resultado un daño o perjuicio para un tercero, no persigue dicho fin de manera consciente.

    La definición característica de la culpa es el resultado de ejecutar una acción por la falta de observancia de los cuidados necesarios derivados de ejecutar dicha acción.

    El autor tendrá la culpa de los daños o lesiones producidos en los siguientes casos:

    Por la falta del cuidado necesario en la ejecución de la acción.
    Por el mero descuido al ejecutar dicha acción
    Por no prever las consecuencias del resultado de realizar la acción.
    En general, se tendrá culpa por la producción de una lesión de un daño al ejecutar una acción y no preocuparse de los posibles resultados de ejecutar aquella.

    Las clases de culpa pueden ser:

    Culpa consciente: Quien ejecuta la acción prevé el resultado, pero confía en que no se produzca. Ejemplo: un peatón junto con su hijo pequeño cruza una calle por un sitio por donde no debe confiando en que no va a pasar ningún coche, pero puede que pase alguno y las consecuencias pueden ser nefastas.
    Culpa inconsciente: Quien ejecuta la acción no ha previsto el resultado que se ha dado finalmente. Ejemplo: Un conductor transita por una vía a velocidad adecuada, de repente, en un paso de peatones, empiezan a cruzar dos personas, intenta frenar pero al coche le fallan los frenos, siendo estos dos peatones atropellados.
    Sin embargo, en el caso del dolo, hay una intención clara de producir el resultado final, es una acción que se realiza de manera deliberada para obtener un resultado concreto que producirá un daño o lesión.

    Pues teniendo en cuenta esto yo diría que la psiquiatría es una actividad que se puede clasificar como de culpa consciente porque tratan a sus pacientes como si fuesen niños y eso es equiparable a cruzar por donde no debes mientras te autoengañas pensando que estás haciendo algo bueno y además prevés el resultado porque tratar a un adulto como un niño, a menos que tenga una discapacidad muy grave y para eso no necesitas ser ningún lince para darte cuenta, es como tratar de manipularle y convencerle de que no tiene una sexualidad adulta y no debe mostrar sus sentimientos en público.

    En cambio el paciente transita por una vía adecuada que es la de la empatía y el amor mutuo pero como el psiquiatra que es el poderoso en esa relación piensa que está cruzando el solo con su hijo, el paciente se siente como si fuese él el que ha atropellado al yo compartido pero no puede expresarlo al no estar justificado por las normas sociales que alguien como él exprese su sexualidad y su cuerpo adulto de un modo que los demás puedan reconocer como tal y por tanto tiene que enactuar la culpa que el psiquiatra sencillamente no quiere reconocer como suya propia. Pero bueno es un poco como cuando en la época victoriana se tenía tanto miedo a la sexualidad femenina que a veces hasta se les extirpaba el clítoris y los ovarios. Que más dará no, ande yo caliente ríase la gente.

    En el libro La muerte de Erika Knapp hablan de como la canción Criminal de Fionna Apple trata de una mujer a la que han violado y se siente culpable, curiosamente me sentí bastante identificado con ese sentimiento.

  18. pharmakoi dice:

    De todos formas yo los veo como niños que empiezan a tener una vaga noción de la intencionalidad pero aún no son capaces de diferenciar entre sus emociones e intenciones y las de su grupo de referencia. Aunque yo nunca tendría la desfachatez de tratarles como a un niño y menos en un contexto tan institucionalizado y ritualizado como el de la psiquiatría y desde una posición de poder.

    Aquí dejo un par de estudios sobre el tema de la culpa colectiva y las emociones grupales, solo he leído los abstracts pero parecen bastante interesantes la verdad, igual en zlibrary se pueden encontrar.

    To Feel or Not to Feel When My Group Harms Others? The Regulation of Collective Guilt as Motivated Reasoning»

    What we want is what we get: Group-based emotional preferences and conflict resolution

  19. pharmakoi dice:

    omg no salen los links jaja para un vez que trato de ponerlos en html, bueno da igual si sé que lo mejor que puedo esperar si alguien lee esto es que sean ellos los que piensen que yo soy como un niño retrasado, que es más o menos como te sientes cuando vas al psiquiatra. Pero bueno la esperanza es lo último que se pierde aunque yo ya me cansé de esperar y me da igual decir mis verdades al mundo por muy monstruosas que puedan parecer a simple vista, especialmente para los y las (más los que las) patriarcas de la conciencia colectiva.

  20. pharmakoi dice:

    Un poco de música para animar el cotarro, porque como se suele decir «el corazón tiene razones que la razón no entiende» (aunque por desgracia se suelen imponer las razones de los poderosos, que más bien son una sinrazón ya que no saben si son la suyas o las de su vecino).

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