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La orquídea y el helecho

Publicado: 18 diciembre 2008 en Evolución
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Orquidea PhalaenopsisTengo en casa una orquídea Phalaenopsis. Es una planta muy espectacular. Tiene una maceta transparente ya que sus gruesas raíces verdes realizan la fotosíntesis y tiene unas grandes hojas que surgen de dos en dos formando un ángulo de unos 120º entre ellas. De la maraña de raíces salen dos tallos de un verde oscuro que llevan a lo más fascinante de esta planta: sus flores. En la foto las podemos ver. A la sutil forma geométrica de cinco pétalos, se une esa especie de pista de aterrizaje para insectos en la que hay una pequeña mariposa postiza de vivos colores rosas y amarillos. Es alucinante como la naturaleza se las ingenia con estrategias evolutivas como ésta. Una mariposa revolotea y se acerca a la orquídea atraída por sus colores y por lo que parece ser otra mariposa. Cuando la mariposa aterriza, es impregnada con el polen y ya está: lo llevará a tantas otras flores donde se pose. La historia es asombrosa: una planta evoluciona para engañar a un insecto y utilizarlo como si fuera otro elemento cualquiera del medio. Igual que las raíces buscan agua en dónde más puede haber (en las entrañas de la tierra, donde no se evapora tan rápido), las flores buscan para reproducirse los mejores modos, incluido el engaño, claro está (¿Cuántas veces hemos visto el engaño como estrategia evolutiva en el mundo animal?).

Leí en el bonito libro de Jean-Marie Pelt Las plantas. Amores y civilizaciones vegetales que las orquídeas (cuyo nombre significa curiosamente tésticulo en griego), con unas 25.000 especies diferentes, eran la cumbre de la evolución en el mundo vegetal (poéticamente podríamos decir que son las homo sapiens de las plantas). Al lado de la Phalaenopsis tengo un helecho. Las comparaciones son odiosas. El helecho no tiene flores, es de un verde más apagado y se lo ve rudo, mucho más rudo y poco evolucionado que la orquídea.  Sin embargo el éxito evolutivo del helecho es impresionante: son las plantas dominantes en el carbonífero. Hay evidencias fósiles de helechos de 395 millones de años de antigüedad, mientras que las orquídeas pueden tener a lo sumo entre 76 y 84 millones de años (fueron compañeras de los dinosaúrios). Como vemos, la evolución no tiene por qué premiar la belleza o la mayor perfección. Premia que tengas unas características adecuadas para un medio adecuado, nada más. Mi querida Phalaenopsis podría perder en la lucha por la vida con mi triste helecho.