Eficiencia tecnológica

Publicado: 8 noviembre 2015 en Tecnología
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¿Cuándo una tecnología es eficiente? ¿Cómo definir eficiencia tecnológica? ¿Cómo valorar un determinado desarrollo tecnológico? Es algo bastante importante tener claro porque es ya una redundancia cansinamente obvia decir que vivimos rodeados de tecnología. Constantemente leemos o escuchamos juicios de valor acerca de tal o cual tecnología. Que si los transgénicos, las ondas electromagnéticas, los aditivos alimentarios, Internet, los videojuegos… Cualquier avance parece tener legiones de defensores y detractores ya desde sus primeros momentos de aplicación ¿Cómo no perdernos en tal maraña de valoraciones? Pues, de primeras, teniendo claro como medir la eficiencia de una tecnología, saber evaluar, al menos, si una tecnología es deficiente o no.

La primera definición de eficiencia puede surgir de lo que se ha llamado eficiencia termodinámica: el cociente entre la energía suministrada a una máquina y la energía que produce. Según el Segundo Principio de la Termodinámica, la energía producida siempre es menor que la suministrada, es decir, siempre hay pérdidas de energía, siempre hay trabajo o calor que se pierde residualmente, que no se utiliza para el objetivo que la máquina fue diseñada. Esta definición es suficiente cuando nos referimos a artefactos en los que el objetivo del ingeniero es precisamente la eficiencia energética. Sin embargo, cuando pensamos en otro tipo de artilugios en donde el aprovechamiento termodinámico no es lo más importante, esta definición se queda corta. Si somos un programador informático, por regla general nos parecerá poco importante que el programa que estamos diseñando disipe más o menos calor.

Podemos entonces recurrir a la definición clásica de eficiencia como racionalidad instrumental. Un artefacto será eficiente si utiliza los mínimos recursos posibles para conseguir sus fines. Esta definición es interesante porque permite distinguir eficiencia de eficacia. Un artefacto es eficaz, sencillamente, cuando consigue lo que promete con independencia de los recursos que utilice. Matar moscas a cañonazos es eficaz pero no es eficiente. Si algo es eficiente es eficaz pero si es eficaz no tiene por qué ser eficiente. Esta definición es la más usual que solemos encontrar y, en apariencia, parece satisfactoria. Si, de nuevo, soy un programador informático, mi programa será tanto más eficiente, por ejemplo, cuantas menos líneas de código contenga o, en términos matemáticos, cuanto más elegante sea.

Estudié Filosofía en la ilustre Universidad de Salamanca. Allí, el profesor que me introdujo en la filosofía de la tecnología fue Miguel Ángel Quintanilla. El nombre no debe sonaos demasiado pero tiene en su haber una de las más importantes aportaciones de la filosofía patria: un mejor concepto de eficiencia tecnológica que el de racionalidad instrumental. Supongamos que soy un ingeniero industrial al que encargan la construcción de una nueva máquina para, por ejemplo, empaquetar cajas. Soy un excelente profesional, así que construyo una máquina con unos materiales muy baratos y que consume muy poca energía. En términos de racionalidad instrumental es fantástica: con mínimos recursos cumple sobradamente sus objetivos. Sin embargo, hay algo que no he tenido en cuenta: el funcionamiento de la máquina es tremendamente contaminante. Hay efectos colaterales que han pasado desapercibidos a mi proyecto inicial, efectos tan graves que quizá podrían dar al traste con la misma viabilidad de mi proyecto.

Quintanilla encuentra la solución al problema de un modo tan sencillo como ingenioso: una máquina es eficiente si utiliza los medios más económicos para llegar a sus objetivos y a nada más que a sus objetivos. Ya está, esta última clausula soluciona el problema de los efectos no deseados. Mi máquina empaquetadora es muy ineficiente a pesar de ser barata y eficaz, ya que tiene importantes efectos más allá de los objetivos de su diseño. El ideal de la eficiencia de Quintanilla es que los objetivos sean exactamente los mismos que los resultados. De este modo, a la hora de planificar una máquina no solo hemos de tener en cuenta la economía de medios sino también todos los posibles resultados que puedan ir más allá de los objetivos inmediatos. Quizá, el hecho de operar hasta ahora con un concepto de eficiencia demasiado centrado en la economía de medios y en la obtención de resultados a corto plazo, con pocos miramientos hacia efectos colaterales es la que ha generado una economía que, en demasiadas ocasiones, no mira demasiado por el bien común, o un modelo productivo totalmente insostenible a largo plazo.

La propuesta de Quintanilla es muy saludable, desde luego, pero creo que el problema reside en la dificultad de predecir resultados no deseados en cualquier tecnología de las llamadas penetrantes, aquellas que tienen tan gran impacto que modifican el mismo sistema tecno-económico . Por ejemplo, pensemos en que los hermanos Lumiere no vieron, ni de lejos, las grandes repercusiones a todos los niveles de su nuevo invento: el cine (incluso las negaron). O, reflexionemos acerca de Internet ¿Alguien podría haber predicho, primero el éxito, y luego las enormes potencialidades de semejante tecnología? Tenemos las llamadas tecnologías de cisne negro, aquellas cuyo éxito es muy improbable pero sucede. Por definición, son tecnologías impredecibles cuyas consecuencias son, a fortiori, más impredecibles aún. El éxito de la televisión, de Facebook, de Twitter, de Whatsapp, de los youtubers… Prácticamente, cualquiera de las iniciativas empresariales ligadas a las nuevas tecnologías que han triunfado en la actualidad eran de cisne negro ¿Cómo predecir entonces sus consecuencias?

Cuando pienso, por ejemplo, en las críticas que han surgido ante el uso extendido de Internet, hablándose incluso de patología, de adicción equivalente a la de cualquier psicotrópico, me gusta compararlas con las que, seguramente, surgieron ante la invención de la imprenta. Cuando Europa se llenó de libros baratos asequibles a casi todo el mundo, seguro que se oyeron críticas hacia las personas que se pasaban todo el día leyendo. Seguro que muchos padres regañaban a sus hijos ordenándoles que dejaran los libros y que salieran más a relacionarse con chicos de su edad.

Creo que en este tema cualquier generalización es difícil pero me atrevo a decir que confío bastante en la capacidad de adaptación del ser humano ante la aparición de nuevas tecnologías. Un niño del Neolítico aprendía y se adaptaba a su estilo de vida al igual que lo haría un joven europeo del siglo XVIII, a pesar de que las tecnologías que ambos manejaran serían radicalmente diferentes. Parece una prueba de la excesiva psicologización o medicalización propia de nuestra época pensar que cada cosa que ocurre tiene importantes consecuencias para nuestra salud física o mental. Creo sinceramente que el uso habitual que hacemos de Whatsapp la mayoría de las personas no nos llevará a graves problemas mentales.

La tecnología ha ido avanzando en una especie de selección natural darwiniana en la que más apto significaba adaptarse mejor a las necesidades de los consumidores. Si comprobamos que tecnologías han fracasado a lo largo de la historia, veremos que la gran mayoría de ellas no eran buenas en el sentido en que los consumidores las rechazaron o no llegaron al mercado porque los inversores previeron su rechazo. Muchos me tacharán de optimista pero invito al lector que mire a su alrededor y analice todos los avances técnicos que tiene en su hogar, diseñados y mejorados durante años para hacerle la vida bastante más fácil. No damos la suficiente importancia a que cualquier persona de clase media tiene acceso a una tecnología inimaginable tan solo unas décadas antes (qué decir de otros siglos o épocas. Vivimos muchísimo mejor que un rey del medievo). Eso es algo digno de celebración y no tanto de sospecha o crítica. Festejemos y potenciemos el avance tecnológico porque, en el peor de los casos, si el mundo está así de mal por su culpa, solo mediante él podremos salvarnos. De eso estoy seguro.

Adendum del 8-11-2015.

Para los que os guste la elegancia y la precisión que da la matematización de cualquier cosa, añado la fórmula de eficiencia de Quintanilla. Es tan simple (y bonita) que parece una estupidez, pero si pensamos bien y profundizamos en ella no lo es, para nada. Es más, no sé que luz se iluminaría en la cabeza de mi viejo profesor cuando se le ocurrió, pero, insisto, es una gran aportación a la filosofía de la tecnología.

Eficienciatecnológica

comentarios
  1. Yack dice:

    «y a nada más que a sus objetivos». Bueno, esto, como casi todo, es discutible. Si tenemos un motor A que consigue unos resultados y otro B que con las mismas características, elimina parte del C02 atmosférico, por un efecto imprevisto y casual. ¿Cuál es el más eficiente?

    Esto de la eficiencia es término muy complicado de definir porque evoluciona con el tiempo y con las circunstancias de tal forma que lo que ahora y aquí es eficiente, puede no serlo mañana y/o en otro lugar.

    Yo definiría la eficiencia como el conjunto de propiedades y efectos (buenos y malos) que hace que una tecnología aquí y ahora sea la preferida frente a las alternativas rivales.

    Cuando se empleaba la máquina de vapor alimentada por carbón era lo más eficiente que había en aquella época y lugar. Y el motor más eficiente actual dejará de serlo en unos años o meses o en un ambiente diferente.

    Saludos.

  2. Yack dice:

    Cuando un filosofo intenta demostrar sus ocurrencias con pseudofórmulas matemáticas, hay que echarse a temblar. Ja, Ja, Ja.

  3. Marian dice:

    Creo que puede resultar interesante comentar que los análisis de ciclo de vida (ACV) llevan varias décadas rodando así como el Ecodiseño, por no citar otras herramientas y metodologías en las que se contempla todo el ciclo de vida los productos y servicios.

    Tan es así, que la Organización Internacional de Normalización (ISO) ha desarrollado las correspondientes normas internacionales: la familia ISO 14040 para los ACV y la ISO 14006 para el Ecodiseño.

    En todos los casos, la sostenibilidad (económica, ambiental y social) es un concepto central.

  4. Jack:

    ¿Te parece una pseudofórmula? Mira que te estás portando muy mal 😉

  5. Yack dice:

    Es algo que quiere parecer lo que no es para apropiarse del prestigio y fiabilidad que no tiene.

    No hay que confiar en nadie, salvo en tu propio sentido común que es el único que te puede decir en quien puedes confiar. Y los filósofos son las criaturas menos de fiar que existen, incluidas las serpientes de cascabel.

    En filosofía no hay fórmulas más allá de los vanos intentos de parecer una cosa seria y fiable. Pero eso ya lo sabes. :).

    Saludos.

  6. “¿Cuándo una tecnología es eficiente? ¿Cómo definir eficiencia tecnológica? ¿Cómo valorar un determinado desarrollo tecnológico?”

    · Al ser el hombre un ser cuya naturaleza es constituirse desde lo artificioso, lo artificioso pasa a formar parte de nuestro ser. La técnica no es mera “herramienta-para” sino que nos constituye, se hace objeto social y estructura nuestra epistemologia acerca de nuestro encuentro con la realidad. Como seres sociales que somos, inevitablemente pues, nos socializamos instalados en la técnica. Mi primera pregunta es, ¿Podemos valorar la eficiencia de una tecnología X sin tener en cuenta las repercursiones sociales y los ámbitos de sociologización que instauran?

    · Las posibilidades sin una tecnología X son menores que con la tecnología X. Hay pues una ampliación de posibilidades, y siempre que la tecnología X esté en mis manos, esas posibilidades, que sin la tecnología X no se daban, adquieren la virtud de crear en mí el deber de hacerme cargo se sus logros, sea como mínimo para abstenerme de tales logros. Esas posibilidades que se hacen viables gracias a la tecnología X, al ser dables, entran en el ámbito de lo ético, pues nosotros quedamos inevitablemente inmersos en su real existencia: ¿Es útil ? ¿Son perjudiciales para esto o lo otro? ¿Merecen la pena utilizarlas? ¿cambian de modo adecuado mis propósitos existenciales? … Por tanto la tecnología es siempre escenario de problematicidad ética, pues inevitablemente su mera existencia nos obliga a hacernos cargo de sus posibilidades, como logros reales, no neutros, que nos instalan en lo real de modo diferente a lo real sin su existencia. Añaden o quitan valor a lo real, ponen pues un “iva” a lo real, un valor o desvalor añadido. Así que mi segunda pregunta es: ¿Podemos desligar la eficiencia tecnológica del hombre, como ser que se instala en la realidad éticamente?

    · Si toda tecnología X, da posibilidades nuevas (incluso las crea), y generan un contexto nuevo de valorización de esas posibilidades que se han transformado en logros, surge otro problema; a saber, el control sobre las mismas y su interaccion con contextos para los que no fueron pensadas. (Pienso por ejemplo en la creación tecnológica de un simple cuchillo, y su virtud potencial de ser utilizable para dañar ).
    Personalmente me inquieta, el control que podemos tener en referencia a los logros tecnológicos que vamos creando, en manos de quien puede estar ese control, qué usos personales, económicos, políticos… pueden adquirir. Desde un plan inicial, segmentamos de la realidad posibilidades haciéndolas logros en virtud de la tecnología, de acuerdo; pero también esos logros entrar en interacción con ámbitos ajenos al plan inicial, se extienden a ámbitos no establecidos con antelación, y entran a formar parte de nuestra existencia como una realidad que aparte de ser un logro para cierta intenciones previas, es realidad “que adquiere autonomia” respecto a esos logros , una realidad que sobrepasa los propósitos iniciales, y que reclama en nosotros valorizaciones más allá de la eficacia previa con que fueron concebidas. Dicho de otro modo, perdemos el control de los logros, que siempre son más que los propósitos con que fueron buscados; de manera que ya no estamos sólo en la realidad previa a la técnica X, sino que estamos en la realidad de los logros post-X, que entran en relación a contextos ajenos a los propósitos previos, dando de sí más de lo previsto. La agencia que delegamos en la tecnología X, escapa del control con que pretendidamente fue encerclada tal agencia.
    Mi tercera pregunta es: ¿La perdida de control es un precio que hay pagar o del que podamos enriquecernos, inevitablemente, por la eficiencia tecnológica ?

    Saludos

  7. jajugon dice:

    En mi opinión, la definición de Quintanilla es incapaz de solucionar el problema pues es imposible determinar si una máquina llega “nada más que a sus objetivos”. La totalidad de consecuencias del funcionamiento y desarrollo de una máquina son impredecibles, aunque sólo sea porque sus efectos pueden extenderse en el tiempo y en dimensiones totalmente insospechadas en un principio. Así, sería imposible evaluar si es o no eficiente ni hasta qué punto lo es.

    Por otra parte, discrepo también de la insuficiencia que aprecias en la definición de eficiencia que llamas de “racionalidad instrumental”, si entendemos correctamente la palabra “recurso”: Si un artefacto es eficiente si utiliza los mínimos recursos posibles para conseguir sus fines quiere decir que si al desempeñar su cometido, por ejemplo, consume debidamente la capacidad de la atmósfera y del medioambiente que le correspondería para hacer sostenible su funcionamiento. Esta medida, aunque compleja, es muchísimo más factible que la de Quintanilla.

    Saludos.

  8. rbngp10 dice:

    Reblogueó esto en rbngp10.

  9. A. H. F. dice:

    El pensamiento de la tecnología que ayuda a que llevemos una vida más llevadera es algo antiguo. La tecnología nos sirve vivir más, es decir a esforzarnos más, que es lo que hacemos en esta vida.

  10. wachovsky dice:

    Saludos señor Enric Rodriguez Mo. La tecnica y tecnologias son una porqueria en nuestras manos; solo agregar una recomendacion: hay que discriminar entre techne (razon instrumental) y poiesis (nuestras capacidades en artefactos crear), la primera nos vuelve los primates que somos, evolucionados y detestables, la segunda vertiente nos expande y asemeja al Creador de existir tal ser, la creatividad es nuestra, tan nuestra y solo nuestra frente a todas las Bestias de la Razon Instrumental que se nos introyectan y dominan en el egoismo y controlar, dominar y reducir a los demas a servidumbre. Seguimos necesitando a Dios despues de miles de años por autodestructivos que somos en la tecnica de bombas latiendo que pretenden disparar en el pandemonium siglo XXI. La confrontacion por la tecnica entre USA y Rusia se enerva, exaspera y no se detendra, entre China y Japon, todos se apuntan y amenazan ¿cuantos lustros mas quedan? La ONU no pondra orden, no podra.

  11. Ral Snchez dice:

    Santiago, tu última defensa apasionada de la tecnología es lamentable. Es increíble que los tecnoentusiastas aún no veais la realidad de la tecnología, peor, que os neguéis a verla y que queráis elevarla a la cumbre, como si tuviera algo que ver con vosotros y con nosotros. De hecho la tecnología compleja va contranatura, domina al ser humano, lo atrae y lo doblega como hace contigo, para que la reverenciéis. Hace que la defendáis de forma dogmática e irracional y no veis las consecuencias tan negativas que deja tras de sí.

    En primer lugar, transforma al ser humano en una suerte de mundo virtual y artificial, lo aleja de la naturaleza y de su naturaleza. Lo inhibe en las relaciones naturales y comunicación tradicional.

    En segundo lugar, la tecnología compleja no es neutral, es controlada y gestionada por el sistema, un sistema contranatura que se basa en la dominación del hombre por el hombre y del hombre contra todo. Incluido por supuesto internet.

    En tercer lugar, tu confianza ciega en que la tecnología nos salvará raya la ignorancia, y tu desidia de no analizar la de millones de problemas que crea cada avance de los que llamas eficaz o eficiente -lo mismo da- colma el vaso. Deberías leer a Jacques Ellul, a Lewis Mumford y a Ted Kaczynski en vez de leer tanto tecnófilo prosistema.

    Y por último y más importante -aunque habrá más perjuicios- la tecnología contribuye en gran medida y cada vez más a la destrucción y expolio de la naturaleza, al exterminio y desplazamiento de millones de animales humanos y otros tantos no humanos.

    Una absoluta inconsciencia, pero nosotros estamos tranquilos porque el sistema se va a autodestruir el solito sin que nadie tenga que mover un dedo para ello y sin que los tecnófilos puedan hacer nada para salvarlo. Diréis los tecnófilos: sería el caos, qué calamidad, que de vidas se perderían, que de sufrimiento dejaría…; pero ¿acaso el ser humano no ha perpetrado y perpetra incuantificable sufrimiento cada segundo en la Tierra allá donde pisa?

    Supongo que no tendrás interés pero aquí te dejo una crítica a la tecnología compleja que yo he escrito en mi blog. http://laespecieerrante.blogspot.com.es/2015/10/cinco-mitos-de-la-tecnologia.

    Hasta otra

    Date: Sun, 8 Nov 2015 00:39:07 +0000 To: rsanlopez@hotmail.com

  12. wachovsky dice:

    lamentablemente y aunque exagera Ted Kaczynski tiene toda la razon cuando considera que nos quieren mascotas humanas de la tecnocreacion o como el mas puro sobrante seremos eliminados por la Policia Mental cyberpunk, biopunk y bitpunk en una dystopia 2016 tanto como 2066… que empieza utilizando foolphones y Zuckerberg sons & Dorsey Ltd, un descarte asegurado de todos nuestros ribozimas, histonas proteicas, cito e histo logias en aras de la codicia absurda de expandir el poder de control sobre la infantilizada humanidad
    http://system.megadeth.com/

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