Posts etiquetados ‘feminismo’

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El stablishment de lo políticamente correcto tiene tres pilares: machismo, homofobia y racismo. Con independencia de toda tu carrera, de todos tus logros y servicios a la comunidad, si en algún momento dices algo que te haga sospechoso de ser machista, homófobo o racista, seras unánimemente condenado a linchamiento y escarnio público, además de perder tu puesto de trabajo. Así son las reglas: un tweet, un mal comentario con micrófono abierto, o un chiste estúpido contado donde haya cámaras o algún periodista atento y ya está, todo lo bueno que hayas hecho hasta el momento se va por el retrete.

Es el caso del septuagenario Premio Nobel Sir Tim Hunt. En una conferencia científica en Corea del Sur, en tono jocoso e irónico, dice una serie de sandeces acerca de las relaciones entre hombres y mujeres en los laboratorios.  Sí, sandeces en un tono totalmente machista y que ni siquiera son graciosas. Automáticamente hay una explosión de críticas en las redes sociales (hasta con campaña de científicas «perturbadoramente sexys» incluida) . Poco después es expulsado fulminantemente de su cargo honorario en el University College of London (donde había trabajado casi veinte años). La Universidad, con un pánico atroz, sale corriendo a decir públicamente que fue la primera en aceptar mujeres en las mismas condiciones que a hombres. También lo cesan del Consejo Europeo de Investigación, con el que llevaba también años colaborando. En fin, la brillante carrera de un Premio Nobel al retrete. De nada ha valido que su mujer, la prestigiosa inmunóloga Mary Collins, que trabaja en la misma universidad, sea feminista y haya declarado que su marido no es machista, ya que si fuera así no estaría casada con él.

Entendemos que si tienes un cargo de responsabilidad pública has de ser prudente con lo que dices. Y que si eres un poco inteligente deberías saber de antemano lo que puede costarte un comentario machista. Tim Hunt ha pecado de una ingenuidad asombrosa. Pero, lo profundo del tema está en pensar sobre qué tipo de declaraciones pueden costarte tu carrera y el porqué de ellas. Un poderoso político puede negar, tranquilamente, el cambio climático (y actuar en consecuencia) sin que le pase absolutamente nada, con las terribles consecuencias para el mundo que pueden tener esas declaraciones. Sin embargo, a un Premio Nobel de setenta y dos años que  hace unas «gracietas» machistas, lo linchamos públicamente y lo echamos de su trabajo ¿Por qué? Porque al igual que existen lobbies empresariales, existen lobbies de lo políticamente correcto. Y este es el caso de determinado tipo de feminismo. Todos estamos de acuerdo en la desigualdad a todos los niveles que ha sufrido y sigue sufriendo la mujer, lo cual hace que el machismo no sea un tema para tomarse demasiado a broma. Sin embargo, no hay que sacar las cosas de tiesto, y no hay que consentir  que el poder de una ideología, por muy buena causa que defienda, esté tan por encima de la ciencia. Echar a Tim Hunt de la comunidad científica nos ha privado de todas las aportaciones que este gran científico pudiese seguir haciendo a la ciencia (y, en consecuencia, a la humanidad). Además, estamos diciendo que realizar unos estúpidos comentarios machistas (no hacen falta ni si quiera pruebas de que realmente se es machista) está por encima de ganar un Premio Nobel (de toda una vida dedicada a la ciencia) y, lo que me parece aún más grave, que merece un castigo desproporcionado. Para mí, sinceramente, con un tirón de orejas (que la universidad le hubiera obligado a colaborar durante un tiempo con una fundación defensora de los derechos de la mujer, por ejemplo) y una disculpa pública seria, hubiera sido más que suficiente. Algo va mal en una sociedad que trata así a sus mejores hombres.

La historia silenciada

Publicado: 15 febrero 2011 en Educación, Neurociencias
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Ya veis, metido ahora en un curso de feminismo. Hago dos ponencias, una sobre bases neurológicas y evolutivas de la conducta de género y otra sobre las mujeres y la ciencia. Quien quiera tener el honor y privilegio de escucharme en persona, que se apunte al curso o, cómo mínimo, que venga a la Facultad de Educación de Ciudad Real los días 10 de marzo y 17 de abril, ambas ponencias a las 16:30. Prometo romper con los topicazos de lo políticamente correcto y no dejar títere con cabeza, así que quien venga que se traiga casco y cera para los oídos.

Más información aquí.

La mujer a vista de pajaro

Publicado: 4 julio 2010 en Antropología, Arte
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Hay dos características de lo femenino que se ven muy claras en los cuadros de Lee Price: por un lado está la fragilidad, esa hipersensibilidad emocional que hace que la mujer busque refugio en su privacidad como si el aislamiento fuera la única salida ante la hostilidad de un mundo masculinizado. El baño, como lugar de máxima intimidad, se convierte en el último fortín, en el único lugar donde la mujer encuentra el relax del agua caliente y quizá también su purificación.

Y por otro lado está la dual relación femenina con la comida. Cocineras históricas, pero expulsadas de la masculina alta cocina, se encuentran en la paradójica situación de amar y odiar los alimentos. Amarlos, en el sentido de crearlos, de ser expertas en el heredado arte culinario, de tener una milenaria relación con ellos, mucho más intensa y rica que el hombre. Odiarlos, en el sentido de la prohibición de la manzana de Eva. Esclavas de un mercantil canon de belleza se encuentran alienadas ante su propio producto. Price (cuya imagen de abajo es su curioso autorretrato) las pinta en medio de ataques bulímicos (o después de ellos) mostrando como en el auspicio de la privacidad se puede escapar a la prohibición edénica.

Y todo esto a vista de pájaro, vigiladas por un Dios que, seguramente, las apunta con la maldición de la culpabilidad. No hay huida posible pues no se puede escapar de una misma.

Visto en Uno de los nuestros

Habitualmente, cuando hablamos de terrorismo o fundamentalismo religioso hacemos mención a una interpretación literal de los textos sagrados. Parece ser que si ese bárbaro no interpretase así el texto, no llegaría a las conclusiones que le han llevado a cometer una atrocidad. De algún modo, se dice que el problema del fundamentalismo hunde su raíz en un error de interpretación.

Bien, vayamos a la Biblia y tomemos algún texto para comprobar qué posible interpretación no literal podría darse. Por ejemplo, hay muchos donde elegir, pero hoy cojamos Corintios 11, 3-7 por el siempre polémico tema del Burka islámico:

«Pero quisiera que compredierais esto: la cabeza de todo varón es Cristo, la cabeza de la mujer es el varón y la cabeza de Cristo es Dios. Todo varón que ora o habla en nombre de Dios con la cabeza cubierta deshonra su cabeza. Toda mujer que ora o habla de Dios con la cabeza descubierta deshonra su cabeza: viene a ser como si estuviera rapada. Por lo tanto, si una mujer con se cubre, que se corte el cabello. Pero si le resulta vergonzoso cortarse el cabello o raparse, entonces que se cubra. El varón no debe cubrirse la cabeza, porque es imagen y gloria de Dios. La mujer, en cambio, es gloria del varón»

San Pablo está explicando las normas que deben regir la asamblea y… ¿cómo interpretar este pasaje de tal modo que no obliguemos a las mujeres que van a la Iglesia a ir tapadas o a raparse la cabeza? Es decir, si un buen cristiano regaña a una mujer que asiste a la asamblea  mostrando su cabello… ¿podremos decirle con razón que su interpretación del texto sagrado no es correcta? ¿podremos acusarlo de fundamentalista por abusar de la literalidad del texto? ¿Qué otra interpretación cabe? Y luego decimos que los bárbaros son los musulmanes con sus mujeres. Sigamos con Corintios 14, 34-35:

«Como en todas las reuniones de los fieles, las mujeres callen en las asambleas, pues no les está permitido hablar, sino que se muestren sumisas, como manda la ley. Si quieren aprender algo, que se lo pregunten a sus propios maridos en casa, pues no está bien visto que una mujer hable en la asamblea»

Y es que si yo fuera cristiano (Dios mío líbrame de tus garras) sería fundamentalista porque, verdaderamente hay fragmentos de la Biblia polémicos, de difícil interpretación, pero en otros, no cabe duda alguna. Es decir, son los no literalistas, los no fundamentalistas los que realmente hacen una mala interpretación de los textos. Si las mujeres pueden hablar en la Iglesia es porque interpretamos mal la Biblia.

Simone de Beauvoir fue una antecesora de Soraya Sáez

Hace unos meses el Nouvel Observateur sacó en su portada la foto inédita de Simone de Beauvoir fotografíada por Art Shay de esta guisa. La triste escasez de filósofas o mujeres en todos los campos del conocimiento ha sido una tragedia a lo largo de la historia, pues significa que hemos perdido la mitad de la realidad. Hemos perdido la otra mirada, la otra forma de ver y comprender las cosas. ¿Cómo se verá el mundo con menos testosterona? El de la Edad Media, por ejemplo, nunca lo sabremos ya.

Simone de Beauvoir escribió la obra fundacional del feminismo contemporáneo: El segundo sexo, en la que acuñó su famosa frase: «La mujer no nace, se hace».  De ese modo ser rompía con ese aristotelismo que hacía a los bárbaros esclavos por naturaleza y a las mujeres sirvientas del hombre griego, incapacitadas para los trabajos intelectuales y cuya función principal era servir de receptáculo para que el hombre dejara su semilla y de allí naciera, ojalá, un nuevo varón (Aristóteles hasta les negaba a las madres  su mitad de la dotación genética. Todo lo ponía el hombre, la mujer era sólo el continente).

Lo que sí que parece, habida cuenta de los últimos acontecimientos, que es una constante natural en las mujer es esa tendencia exhibicionista… De repente, la bella Simone aparece fotografiada a lo Marilyn 24 años después de su muerte (y todos pensando que, a pesar de ser francesa, era una mujer recatada)… todas las ministras del PSOE en plan musas de la moda… y luego Soraya Sáez de Santamaría… ¿Es condición necesaria para llegar a un estadio superior en la vida femenina el hecho de posar para fotógrafos? ¿O es una envidia ya insertada en los genes por no ser todas ellas Grace Kelly? O todo lo contrario… ¿La mujer se ha hecho a sí misma una femme fatale?

En fin, cosas extrañas… No me imagino a Jean Paul Sartre posando así, con las canillas al aire…